Bienvenidos

Bienvenidos a este pequeño blog en el cual te vas a encontrar con un análisis de los medios de comunicación en la Argentina,con opiniones de reconocidos especialistas en este rubro.Espero que les interese.Aceptamos criticas constructivas para mejorar este blog.

domingo, 17 de junio de 2012

VIDEO ESPECTACULAR DE DURO DE DOMAR

Los medios de comunicación en la Argentina


Medios masivos de comunicación y poder

El periodista ciudadano explica en este artículo porqué considera que gran parte de los argentinos "está básica aunque inconscientemente prisionera en lo que equivale a una trampa de información sin alternativas". Ofrece un extenso y profundo análisis disparado por la reciente presentación del Proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales que se discutirá por dos meses en más de quince foros públicos y abiertos con participación regional y sectorial diversa.

Octavio Burghini
                                               
El que tiene el discurso tiene la espada. Platon.
El que tiene el discurso tiene el poder. M. Foucault.
La reciente presentación del Proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales, que se discutirá por dos meses en más de quince foros públicos y abiertos con participación regional y sectorial diversa, determina la necesidad de un análisis profundo de la relación existente entre el poder y los medios de comunicación masivos a los efectos de comprender la importancia y el valor del mismo. 
Nos cuenta Arnoldo Perez Wat que la ciencia de las comunicaciones de masa o “mass media” nació en el año 1938. El 30 de octubre de aquél año, un joven llamado Orson Welles realizaba una adaptación radioteatral (de la obra de la obra de H. G. Welles) la cual simulaba una transmisión radial de 1939. Se advirtió a la audiencia que se trataba un programa imaginario, pero en aquella época ya había adquirido el hábito de oir sin escuchar. El locutor leyó un boletín meteorológico, luego se interrumpió la música bailable para informar que un objeto llameante de gran tamaño terminaba de caer a 35 kilómetros de Trenton en New Jersey. Después el locutor se salía del libreto: “Algo comienza a emeger de un cilindro caído de Marte….estoy viendo su cuerpo, tiene el tamaño de un oso”. El relato se hacía más truculento y lógicamente dejaba de trasmitir. Al conectarse con New Cork, el informativo añadía que las máquinas invasoras eran altas como rascacielos. Que todos huían hacia el río y que de siete mil hombres que enfrentaron a un monstruo  quedaban ciento veinte. La transmisión duró treinta minutos, la escucharon seis millones de personas, y dos millones creyeron que era realidad. El pánico parcial se extendió por todos los Estados Unidos. Entre otras cosas algunas madres sollozando se despedían de sus hijos. Otros salían a la calle tapándose la boca con pañuelos húmedos para protegerse de los gases tóxicos. ¿Cómo terminó todo? La policía tuvo que sacar a los actores de la radio (CBS) y guardó el libreto con fuerte custodia (1).
Allí se tomó conciencia de lo peligroso que era este medio (la radio) y surgió el estudio de los “mass media”. Si se tiene en cuenta el avance tecnológico producido en la materia se comprenderá la importancia del análisis. 
También alejado en el tiempo y hace ya más de cuarenta años un profesor de la universidad de California, Herbert Schiller, publicó su libro “Los manipuladores de cerebros”. En él basándose en una documentación sólida descubre un sistema de adoctrinamiento masivo, programado, oculto y autosuficiente que determina la conducta del ciudadano común. Explica que los medios de manipulación son muchos pero que evidentemente el control del aparato de información y de ideas en todos los niveles es cosa esencial. Ello se asegura, explica el autor, mediante el funcionamiento de una regla simple de la economía de mercado. La propiedad y el control de los medios de comunicación de masas, como todas las otras formas de propiedad, está al alcance de los dueños del capital. Es inevitable que las estaciones de radio y televisión, los diarios y las revistas, la filmación de películas y la edición de libros estén en manos, sobre todo, de cadenas empresarias y conglomerados de medios. Así el aparato está listo para asumir un papel activo y hegemónico en el proceso de manipulación y en una sociedad compleja, el torrente de información es una fuente de poder sin precedentes, no siendo realista imaginar que alguien renunciará de buen grado al control de este poder.
Para que la manipulación sea más eficaz, no debe haber pruebas de su presencia. La manipulación necesita contar con una falsa realidad que implique la negación continua de su existencia (2), claro está. Si uno descubre el truco del mago aquél pierde sentido y su valor se reduce a cero. Es esencial entonces que la gente manipulada crea en la neutralidad de los medios y para ello se vale del mito del pluralismo de los medios.
Las inmutables leyes del poder enseñan que palabras como “libertad”, “opción” y “elección” evocan un poder que va más allá de la realidad de los beneficios que encierran y mientras el más débil espejismo de una opción asome en el horizonte, rara vez elegimos centrar nuestra atención en la opción que no tenemos. Cuando la gente puede elegir entre varias alternativas le cuesta creer que se trata de una manipulación o engaño.  
Existe entonces la ilusión de la opción personal ejercida en un entorno de diversidad cultural e informativa. La ilusión se nutre en la predisposición a confundir abundancia de medios con diversidad de contenido, predisposición ésta que los guardianes de la información fomentan deliberadamente (3). Es fácil pensar que en la Argentina mil ochocientas setenta radios, más de diez canales de televisión nacional, más de diez diarios nacionales y entre uno y cuatro por provincia suministran al pueblo una rica variedad de informaciones y pasatiempos. 
Sin embargo la realidad es que la mayoría de los argentinos están básica aunque inconscientemente prisioneros en lo que equivale a una trampa de información sin alternativas. En los medios prácticamente no existe diversidad de opiniones sobre las noticias y ello se explica esencialmente por la identidad intrínseca de intereses materiales e ideológicos, que existe entre los propietarios y la naturaleza monopólica de la industria de las comunicaciones en general (4) . La afluencia de comunicaciones por muchos canales inspira confianza en la idea de la libre elección de información y le otorga verosimilitud a pesar de que como hemos visto, el pluralismo de medios carece de toda diversidad auténtica. Si a ello se agrega lo que nos explica la Dra. María del Carmen Grillo se cierra el círculo comunicacional y la persona accede por todos los medios que consulte a la misma información. Nos explica la mencionada autora que el periodismo político argentino es, la mayor parte de las veces, periodismo de declaraciones y reacciones, en un sistema que se retroalimenta: los programas radiofónicos mañaneros “levantan” lo que sale en los diarios, entrevistan a los personajes, que agregan comentarios, repiten lo que declararon o rectifican, esas entrevistas son tomadas por agencias o portales de noticias en internet, que publican con sus actualizaciones minuto a minuto, y esas declaraciones también son material para la edición de los diarios del día siguiente (5). 

Libertad de prensa o libertad de empresa.
El análisis del principio de la libertad de prensa fue realizado en claros términos hace ya más de cincuenta años por Arturo Jauretche. El destacado pensador nacional lo hacía en estos términos: “El cuarto poder está constituido en la actualidad por las grandes empresas periodísticas que son, primero empresas, y después prensa. Se trata de un negocio como cualquier otro que para sostenerse debe ganar dinero vendiendo diarios y recibiendo avisos. Pero el negocio no consiste en la venta del ejemplar, que generalmente da pérdida: consiste en la publicidad. Así el diario es un medio y no un fin, y la llamada “libertad de prensa” una manifestación de la libertad de empresa a que aquella se subordina, porque la prensa es libre sólo en la medida que sirva a la empresa y no contraríe sus intereses.”  (6) El principio que ha sido instaurado como valladar del sistema democrático, es en realidad un medio por el cual el poder económico financiero mantiene y sostiene la defensa de sus intereses y privilegios. Ello en razón de que como veremos seguidamente el principio de la libertad de prensa opera sólo a favor de los intereses del sistema económico imperante y no cuando el periodista tiene una opinión que va en contra de la mano del amo y deviene entonces en lo que Carlos Aznares llama “la libertad de expresión empresaria (7)” . Será fácil comprenderlo con un ejemplo. 
Cuando el principio se hace valer.
Recientemente, de acuerdo a lo publicado por la mayoría casi unánime de los medios de comunicación del país, Radio del Plata fue adquirida por la sociedad Electroingenieria S.A. empresa que según lo publicado mantiene intereses y relaciones estrechas con el gobierno nacional. En dicha radio se desempeñaba el periodista Nelson Castro, quien además cuenta con un programa propio en el canal de noticias TN (del grupo Clarín) y es columnista sabatino del Diario Perfil. Adquirida entonces la radio por la sociedad indicada, en atención a que el periodista denunciaba la supuesta corrupción entre el gobierno y la empresa, el mismo fue despedido. Frente a ello la totalidad del periodismo “independiente” (Clarín, La Nación, La Prensa, Perfil, La Razón, Ambito Financiero, Buenos Aires Herald, entre otros), la Sociedad interamericana de Prensa (SIP), Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa) y demás organismos que enmascaran en la supuesta reivindicación de la libertad de prensa la defensa de la libertad de empresa y el monopolio informativo, se pronunciaron calificando el hecho como un claro golpe a la libertad de prensa, sin perjuicio de que conforme lo dicho el periodista podía seguir expresando su opinión por los demás medios en los que trabaja y que el sistema por los motivos que seguidamente se expondrán puede darle un lugar en otra radio. 
Cuando el principio no se hace valer. 
El grupo Clarín constituye un conglomerado que al año 2000 ya contaba con más de cuarenta y seis empresas de diversos sectores: telecomunicación, radiodifusión, prensa escrita, productoras de cine y televisión, agencias de noticias y encuestadoras, además de constructoras, financieras y cajas de retiro (8). Actualmente también es socio junto al diario La Nación en el negocio sojero en Expoagro, donde cada año se mueven centenares de millones de dólares. Posee parte mayoritaria del paquete accionario del diario cordobés “La Voz del Interior” en razón de que en el año 1998 los diarios Clarín y La Nación se asociaron con los accionistas históricos del diario cordobés La Voz del Interior, con el objetivo de participar en la consolidación del proyecto editorial de la publicación cordobesa. El acuerdo logrado por las empresas Arte Gráfico Editorial Argentino S.A. (editora de Clarín), S.A. La Nación y los accionistas de La Voz del Interior, se corporizó a través de CIMECO S.A. (Compañía de Inversiones en Medios de Comunicación). En el año 2008, previo al incidente que se relata seguidamente, según informó el diario La Nación, vendió la participación accionaria que tenía en Cimeco S.A. - accionista mayoritario de los diarios La Voz del Interior, de Córdoba y Los Andes, de Mendoza - a Arte Gráfico Editorial Argentino S.A. (AGEA SA  - editora de Clarín). Ahora bien, durante el conflicto entre las entidades patronales del campo y el gobierno nacional acaecido en el transcurso del  2008, uno de los editorialistas del Diario La Voz del Interior, el Sr. Enrique Lacolla, quien escribía en el diario desde hace más de treinta y tres años, presentó una nota de opinión titulada “La sedición del Campo” en el que cuestionaba en duros términos la actuación del sector económico más beneficiado en los últimos cinco años. Presentada la nota, el Directorio del Diario, en atención a que la nota afectaba gravemente los intereses de la empresa periodística y los del grupo económico, resolvió despedirlo (claro está, bajo un acuerdo privado que no puede ser divulgado por ninguna de las partes). No apareció por aquí la SIP o ADEPA  (9)o ningún otro medio de comunicación preocupándose o planteando la gravedad de la situación en la que un periodista que hacía más de treinta años escribía editoriales en el diario fuera despedido por proponer una opinión disonante con la política e intereses económicos del diario. El autor, Enrique Lacolla, no dispuso de ningún otro medio periodístico para expresar libremente sus ideas, pero en atención al adelanto tecnológico puede seguir desplegando su pluma en su página de internet www.enriquelacolla.com.ar. El ejemplo expuesto es muy claro porque nos recuerda que no existe tal cosa como la prensa independiente (a pesar de que justamente el canal de televisión del conglomerado mentado se denomine asimismo como TN Periodismo Independiente). 
La prensa nos dirá todos los días que su libertad es imprescindible para el desarrollo de la vida humana, pero nos ocultará la naturaleza de esa libertad restrictiva e hipócrita, porque el libre acceso a las fuentes de información no implica la libre discusión ni la honesta difusión, ya que ese libre acceso se condiciona a los intereses de los grupos dominantes que dan la versión y la difunden (10) . El poder de los medios es avasallante y en ese sentido debe tenerse en cuenta que el motivo de un editorial da a millones de personas la misma idea que conviene en un mismo día  (11)y siempre bajo la pantalla de la independencia. Esto es clave puesto que si uno observa por televisión el canal del Estado (Canal 7) o lee un diario que puede considerarse actualmente oficialista (Página 12) uno está advertido de la procedencia de la información pero cuando lee u observa una noticia en un  medio “independiente” (Clarín, La Nación, Perfil, Ámbito Financiero, Crítica de la Argentina entre otros) uno no está prevenido sobre el mismo procedimiento practicado por los dueños del medio. 
En estos medios nunca aparecerá una bajada, ni un slogan o lema que diga: “Este es del diario que representa los intereses de los sectores financieros internacionales”. La perspectiva que fabulan es la de una verdad universal, objetiva porque coincide punto por punto con su objeto, porque no tiene patrón ni enunciador. Nadie la nombra: Los hechos hablarían por si mismos (12) . El método utilizado por la supuesta “prensa independiente” cuya primera trampa es esa supuesta independencia, como ya hemos visto, no consiste solo en la deformación de los hechos informados y en la reiteración constante y destacada de los hechos, doctrinas y soluciones convenientes a la realidad que hay detrás de esa independencia, sino al manipuleo de las informaciones que no se adecuan a esos fines (13).  
El proyecto de Ley de Servicios Audiovisuales.
El reciente proyecto presentado por la Sra. Presidente en el Teatro Argentino de la Plata, no es un proyecto de ley sino una propuesta que se evaluará durante dos meses en más de quince foros públicos y abiertos, con participación regional y sectorial diversa y a la que estarán invitados todos los sectores que están comprometidos con el intercambio electrónico de bienes culturales (14) . La presentación del texto comienza por explicar cómo cumplirá con los 21 puntos de la Iniciativa Ciudadana para una Radiodifusión Democrática elaborados por una amplia coalición de organizaciones, como la CGT, la CTA, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, el Serpaj, el CELS, las Universidades Nacionales de Buenos Aires, Córdoba y La Plata, las entidades que agrupan a radios comunitarias y universitarias, sindicatos de todo el país de trabajadores de prensa, educación y televisión, centrales de cooperativas, canillitas y actores. Cada artículo está respaldado por legislación de Estados Unidos, la Unión Europea y Canadá. La reserva de un tercio del espectro para personas sin fines de lucro; la participación como radiodifusores de provincias, municipios y organismos no gubernamentales; las cuotas de producción nacional; la referencia a los principios de libertad de expresión y pluralismo contenidos en los tratados internacionales de derechos humanos; la regulación por un ente colegiado en el que tendrán representación las dos principales fuerzas de la oposición en el Congreso, como también ocurrirá con el sistema de medios públicos; la intervención legislativa en el nombramiento de la autoridad de aplicación, el sistema de medios públicos y el Defensor del Público; las audiencias públicas antes de prorrogar una licencia; el establecimiento de una tarifa social para el servicio básico de cable allí donde no haya alternativas, conforman un conjunto de una amplitud y solidez superior a los de cualquier proyecto anterior en la materia.
Por esto, porque la historia es cíclica, porque los intereses en juego son siempre los mismos y porque cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia es importante recordar las palabras de Jauretche quien hace más de cincuenta años nos decía: “La opinión pública está atenta al menor signo de presión oficial sobre los medios de información; hay en esto una preocupación enfermiza estimulada por la gran prensa que cuida que esa opinión ignore la permanente, regular y sistemática presión de los intereses económicos sobre ella. Generalmente el conflicto entre las dos censuras se produce en cuanto el Estado intenta orientarse hacia los intereses nacionales y se encuentra con la orquestada oposición periodística: el conflicto es en realidad entre la pretensión del Estado de dirigir y los intereses que ejercen la dirección, tras la pantalla de la libertad que es su monopolio. Así el choque entre una y otra orientación, en lugar de ser presentado como el choque entre los intereses del Estado, o de la sociedad – o si se quiere del grupo gobernante – y los intereses particulares que suministran información y doctrina a través de la prensa, es presentado como la alternativa entre la Dictadura y la Libertad, en lugar de serlo como el conflicto entre dos fuerzas, una que domina el periodismo y otra que pretende acomodarlo a sus propias orientaciones.” 
Para que quede claro. Lo que se señala aquí es que es tan nefasto la existencia de una sola voz, sea que esta provenga del mercado (como lo es desde hace más de treinta años) o del Estado. Lo necesario es la pluralidad de voces y la posibilidad de elegir de manera cierta y verdadera entre distintas opciones. Ello es contemplado por el proyecto conforme se ha ya comentado.   
El proyecto presentado debe necesariamente contar con el apoyo de la ciudadanía ya que permitirá diversificar las opiniones en un espectro que en el día de la fecha se encuentra profundamente concentrado. Karl Popper dijo alguna vez: “La televisión es un poder demasiado grande para una democracia. Ninguna democracia podrá sobrevivir sino se pone fin al abuso de ese poder.” Sigamos entonces al autor citado y apoyemos un proyecto que plantea una sociedad realmente plural en la participación en los medios masivos de comunicación (15).http://www.sosperiodista.com.ar/El-Pais/Medios-masivos-de-comunicacion-y-poder

Como la globalización ayuda a los medios de la comunicación


Los medios de comunicación y la globalización

“Medios” es, en muchos sentidos, un término antiguo. Un “medio” es, en el sentido estricto, un agente de transmisión. Los antiguos creían que el universo estaba conformado por el medio del éter. Para que se entienda mejor, el aire, o el agua, es un medio. En este sentido, un medio de transmisión -o comunicación- es un agente neutro. Sin embargo, se puede apreciar con facilidad que a pesar de su estado aparentemente objetivo, la naturaleza de un medio ya determina el tipo y la calidad de la información que puede pasar por él. El uso moderno se apropió del término con el significado de medios de comunicación. Aunque en la actualidad consideraríamos al libro o la prensa como medios, el término tomó vigencia con el surgimiento de la comunicación a larga distancia a través de la tecnología -o la telecomunicación. La telegrafía fue el primer medio de comunicación verdaderamente moderno, seguido rápidamente por la telefonía, la radio, la televisión, la transmisión por cable y satélite, y por supuesto Internet. Todo este desarrollo ocurrió en los últimos 150 años, la mayor parte durante el último siglo con Internet en la ultima década.


A lo largo del progreso de la tecnología, cada nueva generación de medios de comunicación trajo consigo su carga de utopías de creación de espacios públicos de interacción participativa entre ciudadanos informados que hacen uso de su derecho a la palabra. Hoy consideramos a los medios de comunicación como las instancias masivas de la comunicación, ya sea la prensa, la radio y la televisión en sus acepciones públicas, privadas o comunitarias. Se trata de mecanismos que permiten la diseminación masiva de información facilitando la construcción de consensos sociales, la construcción y reproducción del discurso público y ciertos niveles de interacción principalmente de los nuevos medios independientes, alternativos y comunitarios.

Las reflexiones sobre los medios de comunicación se centran tradicionalmente en la capacidad de las instituciones mediáticas y de las tecnologías de comunicación de desempeñar un papel en la democratización de las sociedades, en la creación de una esfera pública a través de la cual las personas pudieran participar en asuntos cívicos, en el realce de la identidad nacional y cultural, en la promoción de la expresión y el diálogo creativos. Por ello, los debates sobre las diferentes formas de censura y sobre la propiedad de los medios de comunicación siempre han formado parte de las agendas de trabajo.

En casi todos los contextos nacionales, se considera necesaria cierta forma de intervención -o regulación- gubernamental que permita a los medios de comunicación desempeñar uno u otro de los roles antes mencionados. Tan pronto como la producción y distribución de los medios requiera un mayor grado de organización y de recursos que los que pueden proporcionar artistas o creadores individuales que trabajan en grupos relativamente pequeños -es decir, tan pronto como los medios de comunicación se industrialicen- normalmente el estado asume cierta forma de organización estructural, ya sea directamente o a través de una autoridad a distancia. Esto se puede hacer de varias maneras.

Además de esto, la reciente revolución digital viene a cuestionar a los medios de comunicación respecto a su propia definición y redefine su papel en términos completamente inéditos colocándolos en una “sociedad de la información” que se esfuerza por delimitar.

La relación entre los medios de comunicación y la sociedad de la información plantea efectivamente un desafío aparentemente paradójico. Por un lado, los medios de comunicación de masa (prensa, radio, televisión) viven un proceso de concentración y de integración horizontal y vertical de sonido, audio e imagen gracias al advenimiento del soporte numérico. Por otro lado, Internet y el soporte digital en general individualizan y democratizan el acceso a la comunicación y a la interacción, permitiendo el desarrollo inédito de nuevos medios alternativos o cooperativos que afectan al mismo tiempo a los medios masivos tradicionales.

La relación entre los medios de “comunicación” y la sociedad de la “información” aparece por tanto bajo la forma de una disociación contradictoria que es difícil explicar sin considerar la definición del proyecto de la sociedad de la información, el contexto en el que evolucionan los actores que construyen la sociedad de la información y los desafíos que plantean los avances tecnológicos.

Un análisis del estado actual de los medios de comunicación sobre todo en esta época de globalización ilustra los nuevos desafíos que reubican el papel de los medios de comunicación dentro de una sociedad de saberes compartidos.


Es necesario destacar que en el contexto de la globalización neoliberal, la información “digital” se ha transformado en una mercancía más que circula de acuerdo a las leyes del mercado de la oferta y la demanda.

La irrupción de la revolución de Internet y de la era digital atrajo al sector de la información, con la perspectiva de ganancia fácil, a una plétora de industriales de los sectores más variados -electricidad, informática, armamento, construcción, teléfono, agua. Edificaron gigantescos imperios que acapararon en pocas manos los medios de comunicación e integraron de manera vertical y horizontal los sectores de la información, la cultura y la diversión, separados anteriormente, con el desarrollo de conglomerados donde el conocimiento y los contenidos se transforman en una nueva mercancía.

Estos conglomerados multi-medios influyen en todos los aspectos de la vida cultural, social y política. Sin embargo, su lógica misma ha generado que los medios de masa hayan dejado de funcionar como contrapoder. Los medios de comunicación de masa (radio, periódicos, televisión, Internet), se realinean en función de una vocación mundial, y ya no más de carácter nacional. El proceso de concentración de los medios se traduce como el control de una gran variedad de medios en diferentes países y continentes. Por ello, no actúan como contrapoder al interior de los países.


Estos principales grupos son: Vivendi Universal, AOL time Warner, Disney: News Corporation, Viacom y Bertelsmann, General Electric, Microsoft, Telefónica, France Telecom. El poder real se encuentra ahora entre las manos de estos conglomerados que tienen más poder económico que la mayoría de los gobiernos. [3] La ausencia de los principales conglomerados mediáticos en los debates de la CMSI da cuenta de esta realidad.

Por último, estos conglomerados no diferencian las tres formas tradicionales de comunicación (escrita, verbal o con imágenes), fomentando tanto Internet como las telecomunicaciones en general como un nuevo y poderoso medio que abarca las actividades culturales, de diversión y deportivas, de comunicación y de información. En esta medida cada vez es más difícil distinguir a los diferentes sectores industriales de la información de los de la cultura de masas y de la diversión. Los grandes conglomerados mundiales adquieren dimensiones de multimedia y venden sus productos bajo otros soportes aparte de la radio, la televisión y los periódicos tradicionales, o sea con filmes, videos, discos compactos, DVDs, parques de diversiones, cines, teatros.

La llegada de Internet no sólo tuvo un impacto importante en los medios tradicionales, como ya se ha señalado, sino también en el fortalecimiento de los medios alternativos y comunitarios como la radio, la televisión y la prensa comunitaria favoreciendo procesos sociales de comunicación interactiva e intercambios en multimedia producto de la digitalización de los mensajes y de la integración de los “telecentros”. Internet abrió la posibilidad de un espacio inédito de intercambio de la información fuera de los circuitos de los conglomerados mediáticos, lo que contribuyó a dar una dimensión real al movimiento social mundial de la sociedad civil en temas globales.
Por otro lado, el desarrollo de los iPod y de los blogs, entre otros avances tecnológicos, sumados al uso de Internet favoreció la creación de nuevos medios de comunicación y nuevas experiencias de periodismo ciudadano que han tenido gran éxito no sólo en Estados Unidos y en países desarrollados sino también en la lucha por la libertad de expresión en los países del Sur.
Las nuevas formas de comunicar y la creación de plataformas de comunicación interactiva y cooperativa implican también el reconocimiento de nuevos bienes comunes de la información, una redefinición de lo que se entiende por “servicio público” de información y comunicación y una revisión de los regímenes de propiedad intelectual. Por consiguiente, los debates sobre los medios de comunicación están cada vez más implicados en el debate internacional más amplio sobre los derechos a la comunicación.